Casamiento o moros con cristianos

Arroz y frijoles, el matrimonio perfecto, al menos en México. A esta mescla mi tía Elsa le dice de una forma, mi abuelita de otra, que por cierto es de la misma forma en que le llaman los cubanos; la idea es no es momento de desperdiciar la comida. Ingredientes *Sobras de los frijoles, negros de preferencia, separarlos del caldo. *Sobras del arroz, mejor si es blanco aunque en realidad se puede ser tolerante y hasta creativo. *1/4 de cebolla finamente picada. *Una cucharadita pequeña de ajo muy picado Chiles serranos secos, opcional. *Aceite o manteca de cerdo Modo de preparación En una sartén plana grande se fríe la cebolla en el aceite o manteca de cerdo a fuego medio/bajo hasta que se dore un poco se agrega el ajo y el chile y freír por uno o dos segundos. Incorporar inmediatamente los frijoles y machacarlos hasta hacer un puré al que los mexicanos llamamos ‘frijoles refritos’, seguir machacando y moviendo hasta que la mezcla haya perdido la mayor parte de su humedad. Integrar el arroz, frio de preferencia para que no se bata, bajar el fuego y remover un par de ocasiones más. Esta mezcla puede convertirse en un complemento perfecto para unos bistecitos asados, de pollo, res o puerco; unas deliciosas milanesas o un filetito empanizado de pescado, claro que también se pueden atacar solitos, o con unos huevitos, revueltos, estrellados, a la mexicana, con papas, etc. No hay que pasar por alto que saben a gloria en un bolillo (micha jarocha o pistolette holandesa) con un poquito de queso panela u holandés, ¡wow! Este romance sí que prosperó.