jueves, 24 de diciembre de 2009

La venganza (Musulmana) de Moctezuma


Andando por estas tierras me doy cuenta, finalmente, que los mexicanos no somos malinchistas, al contrario, somos profundamente nacionalistas y hasta bien pinche racistas....







Los mexicanos estamos mezclados con los “europeos”, españoles claro, pero siempre nos da mas caché saber que por nuestras venas corre sangre francesa, italiana, libanesa, alemana o hasta gringa, aunque no se nos note más que en el apellido: Joya, Alvizar, Guraieb, etc.

Mala suerte para todos aquellos que se llamen López, Aguilar, Rodríguez, Martínez, Gutiérrez, Pérez, etc; pero todavía peor suerte para aquellos a los que se les note rasgos indígenas, negros o hasta chinos, y es que esa mezcla la consideramos impura, sangre sucia como dirían los “potterianos” y tendemos a remarcarla de india, naca, negro, pppppp.

Y es que si bien no tenemos una buena relación con los extranjeros desde la revolución, aquella en la que matamos a o todos los ricos, principalmente extranjeros; me pongo a pensar ¿Por qué no es tan fácil encontrarse chinos, judios y negros en cualquier calle y en cualquier lugar del país como en otras urbes del extranjero razón por la que cuando nos encontramos a uno los vemos como atracción de circo? ¿Será que en verdad estamos tan jodidos que nadie se quiere quedar en nuestro país?

Con el ánimo nacionalista del bicentenario de la Independencia y el centenario de la revolución me traje una revista “Muy interesante” en su edición “Secretos de México” donde descubro que durante casi todo el siglo pasado los mexicanos nos dedicamos a expulsarlos del país. ¿Por qué no aparece eso en los libros de historia? ¡Los mexicanos teníamos hasta una asociación nacional contra chinos y judíos!

Me dijeron por ahí que me parezco a una “Chica Almodóvar”, de ser así, y sin renunciar a mi nacionalidad, abrazo a mi inquietud cosmopolita y me propongo, como Octavio Paz, Sergio Pitol y Juan Soriano, a sanar todas las relaciones diplomáticas con nuestros hermanos del mundo y a promover a México por el orbe, coño, no por nada, al igual que a Luis Miguel, desde hace unos meses, llevó a “México en la piel”.






Mis primeras víctimas, además de Rob y la Familia Brink, han sido Jaap, mi vecino, un maestro, escritor e historiador holandés con él que tengo divertidos encuentros culturales sobre Kampen, y Nederland.

El otro, Tiago, estudiante portugués con el que he descubierto tesoros multirraciales de la ciudad. Me he vuelto aficionado a las tiendas turcas y hasta las ecológicas, donde he podido encontrar desde cilantro, chile verde y epazote hasta leche condensada y evaporada, o sea Lechera y Carnation Clavel, a precios más que accesibles.

El güero dice que esas tiendas traen productos de contrabando y que hay que evitar la segregación peor que si fuera el A H1N1 (ironías de la vida acá le llaman gripe mexicana) pues ya tenemos suficiente estigma con ser la pareja pecadora interracial del momento.

La verdad ¿no sé si tenga razón? Aunque es cierto que la hostilidad ya nos has llegado.

En un restaurante de comida árabe no nos atienden bien, nos niegan las papas; en la estación trenes en Zwolle nos insultaron una bola de pubertos por “flikkers”; en la alberca “disque qué por mi seguridad” no me dejaron nadar en la zona más profunda, mi cuñada Tina dice que el salvavidas me hizo el feo por mi color; pero de todo esto, lo que más me dolió fue mi bolsillo.

Lo anterior lo digo no porque nos cobren una multa por “haber perdido a la cochina en el monte”, resulta que frente a la casa hay una carnicería de musulmanes, creo que vienen de Jordania, donde he visto que dan la carne muy barata pero a la que Rob nunca ha querido pasar, no quiero ni si quiera pensar el por qué.

Un día aciago que necesitaba bisteces; pero no pude encontrarlos en el “Alber Heijn” me armé de valor y me fui a meter a la carnicería (Slagerij) donde había una bola de (pppp) negros de alguna parte de África que nada más no se podían comunicar con el carnicero pues ni hablaban holandés ni hablaban inglés y lo peor de todo no fue cuanto se demoraron ordenando sino pagando pues querían sacar un poco de aquí, un poco de allá, otro poco en efectivo para juntar a penas unos 7 euros.
El asunto es que la gente se aglomeró y comenzaban a impacientarse.

Después de un muy buen rato se fueron los (pppp) negros , yo muy feliz me acerco al señor carnicero y le pido, muy orgulloso de mi incipiente holandés:



Carne de res, por favor, (runvless, alstublief)

El regordete carnicero me mira de reojo y me dice: ¿Qué?

-Carne de res-, repito.

¿Ésta?, me señala un pedazo de carne roja.



¿Cuánto?

3 bisteces

¿Qué?

¡3 bisteces!, ¿habla usted inglés?

No

La gente alrededor vuelve a impacientarse

-Mmmmm-, pienso y respondo: -filetes-, (Fillet), quiero tres

Pollo

No, carne de res

Pero esta es carne de res, me insiste

Si, pero yo la quiere delgada, bistec

El carnicero abandona el aparador y se detiene frente al cuadro de una mezquita en Jordania donde al lado hay una planilla enorme con los diversos cortes de las res, cerdo y borrego.

-¿Quiere esto?, Oink-,

-No, quiero res, esta, res, Muuuuuuuu-

-¿Seguro que no quieres esto? Beeeeeeee-

-Noooo, yo quiero carne de res, Muuuuuuuuuuuu-

-Ok, quiere carne de Res-

-En el nombre de Alá, claro que quiero carne de res-, pienso

Voltea nuevamente a la planilla y me pregunta:

-¿Pero de donde?, de aquí señala el lomo, de aquí, la pierna o aquí, señalando la cadera.

-Señor, no le estoy pidiendo chocozuela, ni aguayón, ni bosteces de bola, córtela de la donde quiera pero quiero tres bisteces- imploro en mis adentros cuando se me ocurre señalar el lomo.

-Ah, ah, no tengo, esa carne es muy cara-

-Yo solo quiero tres filetes-, dijo en holandés desesperanzado

-¿De que país vienes?-

-¿Perdón?-, si le entendí pero le volví a preguntar para hacerle notar que el también tiene acento.

¿De qué país vienes?

-De México-

-AAAAAAAAh, bonito lugar, talvez tengo algo que te sirva-, sonríe bondadoso, va al congelador y saca, por fin, unos bisteces congelados.

-Sólo tengo dos-, señala el color algo verde y me dice, -a pesar del color todavía está bien-.

-Si señor, déme la vaca entera si quiere pero por favor cóbreme-

Pone la carne, congelada, hecha piedra, en la báscula y me dice que son 12 euros (¡240 pesos!). En ese momento se me subieron los colores a la cabeza. Los africanos se llevaron varios paquetes por poco más de 7 euros. ¿Cómo reclamarle al tipo que sé que me esta timando cuando no podemos comunicarnos?

Claro que entiendo que el filete es más caro ¿Pero cobrarme cuando ya está congelado (quien sabe de cuantos días) y cuando pesa más?

No podía hacerle la tontería de darle las gracias y salir corriendo de la carnicería sin comprar nada después de todo el numerito y la larga espera.

Sólo le dije: -muy caro-

Y el me dijo: -Sí-

Pagué y salí del lugar algo herido.
Esta gente piensa que están tratando con monos; que todavía me voy a deslumbrar con espejitos: -Sepan que mi país es tan civilizado que ya hasta se pueden casar entre jotitos, es mas ya hasta pueden tener hijos-.

“Por mi raza hablará el espíritu” y ya verán como me defiendo y de lo que soy capaz cuando estoy encabronado, pero sobre todo, cuando me doy a entender,

¿Qué dices Rob? ¿Qué la salsa estaba muy picosa?, ¿Qué te dio cólicos la comida? No, no es mi comida, es culpa del carnicero. Señores con el güero no se metan, ahí les va su Mariachi Loco : ¡Mexicanos al grito de guerra!


P.S. Feliz Navidad, ¿Qué, pensaron que se me había olvidado? Los amo, René.

3 comentarios:

Omicron dijo...

Jajajajaja, no te caeria mal un "Jarocho" por esos lares, si te jue asi con los bisteces ya ni te digo que pidas arrachera, capaz que te la dan de cuyo jajajaja. Tu le achacas el problema al idioma, obvio comunicólogo, lingüista, periodista, maravilloso, en puntas, pero como dijera el maestro Polo Polo "No importa que tan temprano te despiertes (o que tan lejos estes), siempre te vas a encontrar a un pendejo".

Federicaaaaa dijo...

Ayyy federicoooo!!

ya mejor secuestra a un perro y hazlo en carnitas estilo michoacán, en tu nuevo país están más lentos que aquí, se me hace... Mira que discriminarte por ese color de bañista,bronce puro de la playa Mocambo. pos que ya pasamos de moda los latinos???

La culpa es de Shakira por teñirse de güera, pinche vieja...


Un abrazote, feliz navidá

Anónimo dijo...

Lo sabía, lo sabía... No soy una paranoica y sí hay racismo y que todo el pe... es porque mi morenura es más bronce que chocolata... Y yo pensaba que era nada más porque en lugar de ponerme el rebozo en la cabeza, me lo pongo en el cuello y hombros... Gracias por compartir tu experiencia. Ahora sé que no estoy loca...